jueves, 31 de diciembre de 2009

Por Punta del Este

Miércoles 30/12/2009


Quería levantarme temprano pero como me quedé hasta muy tarde anoche haciendo mi valija, me levanté bastante tarde.

Me bañé, me vestí, me preparé un café con leche, cerré todo, apagué todo, desenchufé todo, tiré dos limones que tenía en mi heladera y salí, contenta con mis zapatillas nuevas.

A las dos cuadras ya tenía ampollas en los talones.

Por suerte papá había llamado el día anterior para pedir un taxi, informando que éramos tres personas con tres valijas. Resulta que mandaron un auto en el que no entraban las valijas en el baúl, asi que nos acomodamos como pudimos todos atrás y dos valijas en el asiento de adelante.

El taxista cada tanto murmuraba cosas inentendibles y mi papá le contestaba "Sí, je, claro" y después me preguntaba "¿Qué dijo?". Casi llegando a Aeroparque el taxista dijo "Qué linda Buenos Aires, eh, hay cada lugar encantador..." y mi papá: "Sí, lástima la gente...".

Llegamos a Aeroparque, despachamos las valijas, subimos a tomar el café más caro del mundo y después embarcamos.

En el avión viaja un simpático grupo de rugbiers italianos bastante ruidosos, algunos turistas que hablan en inglés y un grupo de suecos.

Cuando ya estábamos todos acomodados, una azafata nos comunica que debido a algún problema en el control aéreo en Montevideo el vuelo se va a demorar casi dos horas, y que "para estar más cómodos" los pasajeros teníamos que bajar del avión con nuestras pertenencias personales. Para mí que en el free shop no había habido suficientes ventas y nos hicieron volver para que compremos algo. A la media hora nos llaman otra vez para embarcar, y esta vez sí fue de verdad.

En el vuelo nos dieron una bolsita de nylon tipo zip lock con un juguito BC multifruta y un alfajor Cabsha. La bolsita decía que habían pensado en nosotros y en la ecología y esas cosas, y que podíamos reutilizarlas y blablabla.

Mamá se asustó porque el avión se movía un poco.

Llegamos a Punta del Este una hora más tarde de lo previsto, y allí nos esperaba el señor de la agencia de autos de alquiler con un cartel con el nombre de mi mamá mal escrito.

El auto está chocado por todos lados y cada tanto se le cae algún elemento, ya sea por tocarlo o espontáneamente.

Fuimos en el auto hasta la dirección en donde supuestamente estaba el departamento que alquilaron, pero ahí no estaba, asi que dimos una vuelta y volvimos a pasar y estaba en la otra cuadra.

Es lindo el departamento, tiene un living comedor bastante grande, una habitación con dos camas, un baño, y otra habitación con cama matrimonial y baño en suite. La cocina es chica pero está bien, tampoco hace falta tanto espacio. Está rodeado por una terraza gigante en donde hay una una parrilla, y si uno se esfuerza lo suficiente puede llegar a ver una linea de mar entre los edificios. Hay caracoles por todos lados: dibujados en cuadros, pegados en cuadros, pegados en marcos de espejos, en veladores, montañas de caracoles en un plato, caracoles colgando...

Nos acomodamos, y salimos a comer algo porque yo decía que tenía mucha hambre. Fuimos a La Pasiva y pedimos un chivito cada uno, el mío era como para cuatro personas pero igual comí casi todo. Después volvimos al departamento y salimos en el auto rumbo a Devoto para comprar algunas cositas. El Hipermercado Devoto está abierto las 24 hs., ¡qué suerte!, ¿no?

Compramos: leche, agua mineral, una coca light, cuatro alfajores de Minas, un yogur, seis butifarras chiquititas, un desodorante de ambientes, bolsas para la basura, y yo me compré un cepillo de dientes porque me olvidé el mío y dentrífico, digo dentífrico.

Volvimos y tomamos un nescafé medio frío, compartimos un alfajor, y casi se inunda la cocina porque las dos canillas pierden agua y hubo que cerrar las llaves de paso.

Y ahora nos vamos a dormir.

Ah no, seguimos dando vueltas, mi mamá acomodando cosas, yo escribiendo esto, y mi papá literalmente dando vueltas.



lunes, 28 de diciembre de 2009

En marcha


Me voy unos días a Uruguay, ¿alguien quiere que le traiga algo?